Busto de Aristóteles
Aristóteles (Griego clásico:
Ἀριστοτέλης, Aristotélēs;
Griego moderno:
Αριστοτέλης,
Aristotélis) * Estagira, (Macedonia), 384 adC — † Calcis (Eubea, Grecia), 322
adC.
Uno de los más grandes filósofos de la antigüedad y acaso de la historia de
la filosofía occidental. Fue precursor de la anatomía y la biología.
Aristóteles fue discípulo de Platón y luego preceptor y maestro de Alejandro
Magno. Antes de fallecer en Atenas en el año 322 a.C. a sus 62 años,
Aristóteles se había convertido en uno de los filósofos de mayor renombre de su
tiempo durante el cual su filosofía y su pensamiento científico gozaron de
enorme prestigio. Su influencia fue mayor aún desde la baja Edad Media hasta el
Renacimiento europeo. Este lapso de tiempo tan extendido provocó que muchas de
sus ideas brillantes tuvieran extensa difusión. En Atenas, Aristóteles fundó su
propia escuela (Liceo). Sus obras abarcan casi todo el saber de su tiempo: lógica
("Organon"); biología ("Historia de los animales");
filosofía natural ("De Caelo" y "Física"); ontología
("Metafísica"); psicología ("De Anima"); ética ("Ética
a Nicómaco"); política ("Política"); gramática
("Retórica"); estética ("Poética"). La filosofía de
Aristóteles es realista (no en el exacto sentido que tomó la posterior
filosofía con ese nombre): la realidad por excelencia es el ser natural
individual. El hombre, (compuesto por materia -en su caso, el cuerpo-, y
forma -en su caso, el alma-), es un ser perecedero y racional. De ahí parte su
planteamiento ético: el bien y la felicidad consisten, en última instancia, en
la vida contemplativa, en la que el hombre alcanza la perfección propia de su
esencia, o de lo que es lo mismo, de su o racionalidad. La doctrina política de
Aristóteles parte también de su concepción antropológica: el hombre es, por su
esencia, un ser social. Fue creador de la teoría de que el mundo siempre
existió.
El punto de partida fue Platón, pero pronto adoptó una actitud crítica
frente a éste. No dejó de lado las enseñanzas de Platón, sino que "ató los
cabos sueltos" y desarrolló las ideas de su antiguo maestro.
Para Aristóteles, la idea de participación platónica no explica la verdadera
realidad de la physis (de los procesos naturales).
Aristóteles admite como Platón y Sócrates que la esencia es lo que
define al ser, pero la diferencia en que la esencia es la forma, que está unida
inseparablemente a la materia y juntos constituyen el ser, que es la sustancia.
La afirmación de la importancia del conocimiento sensible, del conocimiento de
lo singular para llegar a lo universal, abrió posibilidades a la investigación
científica.
En definitiva, Aristóteles construyó un sistema filosófico propio.
Aristóteles fue discípulo de Platón, pero esto no significó que no criticase
su teoría de las Ideas. Para intentar solventar las diferencias entre Heráclito
y Parménides, Platón propuso la existencia de dos mundos: el Mundo Sensible
y el Mundo Inteligible. Sin embargo, su discípulo (Aristóteles) no
estaba de acuerdo. Para Aristóteles, sólo hay un mundo, y la teoría platónica
le parece absurda por varios motivos:
En primer lugar, se muestra conforme con la idea de que la ciencia ha de
basarse en conceptos universales, pero no encuentra explicación a por qué éstos
han de estar representados en otra esfera de la realidad. Aristóteles considera
absurdo utilizar el Mundo de las Ideas al juzgar que el Mundo Sensible es
suficiente. Como las Ideas no
están en las cosas mismas, no pueden ofrecer ninguna clave explicativa de
éstas. Las Ideas son estáticas, por lo tanto, no se pueden utilizar para
explicar el movimiento o los procesos naturales. Para Aristóteles, las Ideas
son inmanentes a las cosas particulares y concretas, que son las que forman la
verdadera realidad. Por último, hace una crítica del concepto de participación
empleado por Platón.
Para empezar hay que recordar que Aristóteles era un hombre puramente empirista,
es decir, fundamenta los conocimientos humanos en la experiencia.
Una de las primeras preocupaciones fue encontrar una explicación racional para
lo que nos rodea.
En el comienzo mismo del libro IV de la Metafísica aparece formulada
la conocida declaración enfática según la cual "hay una ciencia que
estudia lo que es, en tanto que algo que es y los atributos que,
por sí mismo, le pertenecen" (IV, 1003a21-22). Inmediatamente añade
Aristóteles que tal ciencia no se identifica con ninguna de las ciencias
particulares. En efecto, ninguna de las ciencias particulares se ocupa
"universalmente de lo que es", sino que cada una de ellas secciona o
acota una parcela de la realidad ocupándose en estudiar las propiedades
pertenecientes a esa parcela previamente acotada (ib.1003a23-26). Aristóteles
propone, pues, la ontología como un proyecto de ciencia con pretensión de
universalidad, aquella universalidad que parece corresponder al estudio de
lo que es, en tanto que algo que es, sin más, y no en tanto que es, por
ejemplo, fuego, número o línea (IV 2, 1004b6), en cuyo caso nos habríamos
situado ya en la perspectiva de una ciencia particular (la física, la
aritmética y la geometría, respectivamente).
La constitución de semejante ciencia tropieza inmediatamente, sin embargo,
con una dificultad sustantiva y radical. Y es que la omnímoda presencia,
explícita o virtual, del verbo ser (eînai) y de su participio (òn)
en nuestro discurso acerca de la realidad no garantiza la unidad de una
noción que responda, a su vez, a la unidad de un objeto susceptible de
tratamiento unitario y coherente. Sin unidad de objeto no hay unidad de ciencia y sin unidad de noción no
hay unidad de objeto. Aristóteles es plenamente consciente de esta
dificultad. Frente a Parménides y frente a Platón. Aristóteles reconoce la
polisemia del verbo ser en sus distintos usos y aplicaciones. Así, el capítulo
siguiente (IV 2) comienza estableciendo la tesis de que "la expresión
'algo que es ' se dice en muchos sentidos": tò ón légetao
pollachôs) (1033a33), tesis a la cual nunca renuncia Aristóteles. Más bien,
a su juicio toda reflexión acerca del lenguaje y acerca de la realidad ha de
partir necesariamente de la constatación y del reconocimiento de este hecho
incuestionable.
La aporía a la que se enfrenta Aristóteles, como ha señalado acertadamente
P.Aubenque, proviene, en definitiva, del mantenimiento simultáneo de tres tesis
cuya conjunción resulta abiertamente inconsciente: 1) hay una ciencia de
lo que es, en tanto que algo que es, 2) solamente puede haber unidad de ciencia
si hay univocidad, si hay unidad de género, y 3) la expresión 'lo que
es' carece de univocidad, "lo que es" no constituye un género.
Es obvio que la conjunción de dos cualesquiera de estas tesis comporta de modo
inevitable, la exclusión de la restante.
El pensamiento aristotélico no quedó, sin embargo, paralizado
definitivamente ante esta aporía. Aristóteles trató de encontrar una salida
que, en realidad, pasaría por la matización de las dos primeras de las
tesis enunciadas. La matización de la segunda tesis es de capital importancia. Ser no comporta, desde luego, una
noción unívoca, sino multívoca. No obstante puntualizará Aristóteles, su
multivocidad no es tampoco la de la pura equivocidad u homonimia. Entre los
distintos sentidos de 'ser' y 'lo que es' existe una cierta conexión que
Aristóteles compara con la conexión existente entre las distintas aplicaciones
del término 'sano'. 'Sano' se dice, al menos, del organismo, del color, de la
alimentación y del clima, y en cada caso se dice de un modo distinto: del
organismo porque se da la salud, del color porque es síntoma de
salud, de la alimentación y del clima porque, cada cual a su modo, son
favorables a la salud. Pero en todos estos casos hay una cierta conexión: la
referencia, en todos y cada uno de ellos, a lo mismo, a la salud.
Así ocurre, a juicio de Aristóteles, con el verbo ser y con su participio, 'lo
que es', como se explica en el siguiente texto: "de unas cosas se dice que
son por ser entidades (ousíai), de otras por ser afecciones de la
entidad, de otras por ser un proceso hacia la entidad, o bien corrupciones o
privaciones o cualidades o agentes productivos o agentes generadores ya la
entidad ya de aquellas cosas que se dicen en relación con la entidad, o bien por
ser negaciones ya de alguna de estas cosas ya de la entidad" (IV 2,
1003b6-10).
Las diversas significaciones de 'lo que es' poseen, por tanto, la unidad
peculiar que adquiere una multiplicidad en virtud de su referencia común a
algo uno (pròs hén), la referencia a una misma cosa (en el ámbito de lo
real) y a una misma noción o significado (en el ámbito del lenguaje):
referencia a la salud en el ejemplo utilizado y referencia a la entidad
(ousía) en el caso de la indagación ontológica. Semejante forma de unidad
comporta, pues, un término (y una noción) fundamental que es primero y
que es universal en la medida en que siempre se halla referido o
supuesto en cualquier uso del verbo ser. Aristóteles habla de referencia
"a una única naturaleza" (mían tinà phýsin: 1003a34), y
también de referencia a un único principio (archē): "así
también 'algo que es' se dice en muchos sentidos, pero en todos los casos en
relación con un único principio" (1003b5-6).
En consonancia con esta interpretación matizada de la polisemia de ser y 'lo
que es', Aristóteles matiza también la segunda tesis a que más arriba nos
referíamos, es decir, la tesis que solamente puede haber ciencia, unidad de
ciencia, si hay univocidad, si hay unidad de género. Aun cuando no sea genérica
en sentido estricto, la unidad de referencia posibilita también la unidad de
una ciencia: "corresponde, en efecto, a una única ciencia estudiar, no
solamente aquellas cosas que se denominan según un solo significado, sino
también las que se denominan en relación con una sola naturaleza, pues éstas se
denominan también en cierto modo, según un solo significado. Es, pues, evidente
que el estudio de las cosas que son, en tanto que cosas que son, corresponde
también a una sola ciencia" (IV 2, 1003b12-16). Por lo demás, y puesto que
en tales caso hay siempre algo que es primero (el término común
de la referencia, la entidad o ousía en nuestro caso), es lógico que la
ciencia así constituida se ocupe de manera prioritaria y fundamental de aquello
que es primero: "ahora bien, en todos los casos la ciencia se ocupa
fundamentalmente de lo primero, es decir, de aquello de que las demás cosas
dependen y en virtud de lo cual reciben la denominación correspondiente. Por
tanto, si esto es la entidad, el filósofo debe hallarse en posesión de los
principios y las causas de las entidades" (ib. 1003b16-19)
La realidad, es y existe, es lo que Aristóteles denomina ousía.
La palabra fue luego traducida por los romanos como sustancia (lo que
subyace, lo que sostiene). También se la puede traducir como
"entidad".
Sustancia o Entidad (Ousía): La sustancia realmente son todas
las cosas que hay en el mundo, las cuales están compuestas de materia y forma.
Para explicar el cambio, Aristóteles sostiene que la materia es aquello que no
cambia (por ejemplo, en el árbol y en la silla hay madera, y eso no cambia, lo
que cambió fue la forma).
Las sustancias son los individuos concretos que nos rodean. Todo lo que nos
rodea: este gato, esta casa, son sustancias y constituyen la única y auténtica
realidad.
Toda sustancia forma parte del mundo sensible . La realidad sustancial
constituye una síntesis de los dos mundos platónicos, en tanto que tiene algo
general y universal en ella (la forma), pero también algo "mundano"
(la materia). En este sentido, Aristóteles sostiene que la forma de la
sustancia es su esencia, y que al enunciarla tenemos la definición.
Aristoteles cuadro de 1457.
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Aristoteles
Aristóteles, reconocido como uno de los más grandes pensadores que ha
habitado la Tierra, hizo varias observaciones equivocadas acerca del Universo.
Instituyó un sistema geocéntrico, en el cual la Tierra se encontraba inmóvil en
el centro mientras a su alrededor giraba el Sol con otros planetas. Aristóteles
habló del mundo sublunar, en el cual existía la corrupción y la degeneración; y
el mundo supralunar, perfecto. Esta teoría de la Tierra como centro del
universo -que a su vez era considerado finito- perduró por varios siglos hasta
que Copérnico en el siglo XVI cambió el concepto e introdujo una serie de paradigmas,
concibiendo el Sol como centro del universo.
Arístoteles sistematiza el reino vegetal dividiéndolo en dos grandes grupos:
Aristóteles rechazó las teorías de Platón en las que decía que las ideas
eran la auténtica realidad (ideas innatas) y que el mundo sensible a nuestros
sentidos no era más que una copia insulsa de estas. Aristóteles al contrario de
Platón, que concebía la "existencia" de dos mundos posibles o reales
(algunos eruditos creen que la teoría platónica es en realidad un realismo de
las Ideas o metafísico), poseía una teoría que discurría entre el mundo
idealista y el mundo tangible.
Aristóteles hace cuatro criticas fundamentales a la teoría de las ideas de
Platón
Aristóteles expuso en la Política la teoría clásica de las formas de
gobierno, misma que sin grandes cambios fue retomada por diversos autores en
los siglos siguientes, además estableció categorías fundamentales, en las que
continuamos apoyándonos para entender la realidad política.
Para la célebre teoría de las seis formas de gobierno Aristóteles tomó en
cuenta dos factores primordiales, quién [[gobierna y cómo gobierna. En base al
criterio de quién gobierna, distinguió [[según si en la constitución el
gobierno reside en una persona, pocas personas y muchas personas, dando a la
primera el nombre de monarquía, a la segunda el de aristocracia y nombrando a
la tercera democrecia. Atendiendo al criterio de cómo gobierna, habló de
constituciones puras o impuras y como consecuencia a las tres formas
anteriores, consideradas como puras (buenas), se podía contraponer otras tres
formas impuras (malas), de modo que aplicado a estas formas malas el criterio
de quién gobierna, Aristóteles las clasificó como tiranía (gobierno de uno),
oligarquía (gobierno de pocos) y demagogia (desgobierno de muchos). También dio
a estas formas de gobierno una jerarquía respecto a las demás tomando en cuenta
para ello si estos gobiernos velaban por el interés común o el individual,
quedando las formas de gobierno en orden de la mejor a la peor de la siguiente
manera: 1. Monarquía, 2.
Aristocracia, 3. Democracia, 4. Demagogia, 5. Oligarquía; y 6. Tiranía.
Además de la gran importancia de esta tipología, debe prestarse, en la obra
Arístotélica, especial atención a sus observaciones y determinaciones (habiendo
sido éstas las que ganaron el éxito histórico), ya que cada una de las seis
formas de gobierno es analizada en un contexto histórico distinto, dividiendo
así cada una de las seis formas en subespecies distintas una de otra pero que
conservaban su esencia.
Se considera a Aristóteles como uno de los primeros biólogos, dado que se
dio a la tarea de clasificar unas 500 especies de peces, entre otros animales.
La Generación espontánea es una teoría sobre el origen de la vida.
Aristóteles propuso el origen espontáneo de peces e insectos a partir del rocío,
la humedad y el sudor. Explicó que se originaban gracias a una interacción de
fuerzas capaces de dar vida a lo que no la tenía con la materia no viva. A esta
fuerza se le llamó entelequia.
La teoría se mantuvo durante muchos años; Johann B. van Helmont en 1667, la
mejoró y la estudió.
La teoría de la generación espontánea en los términos que fue planteada por
Aristóteles fue refutada por un experimento del químico Louis Pasteur.
Los comienzos de la zoología deben buscarse en la obra aristotélica,
concretamente en los estudios sobre la generación y la anatomía de los animales,
si bien con anterioridad ya habían existido estudiosos hindúes que influyeron
poco o nada en la ciencia griega occidental. Aristóteles realizó observaciones
de verdadero rigor científico acerca de la reproducción de los animales, y en
anatomía sentó las bases del conocimiento sistemático del reino animal. Este
autor distinguía dos grandes grupos: anaima (animales sin sangre) y enaima
(animales con sangre). El primer grupo corresponde aproximadamente a los invertebrados,
y el segundo, a los vertebrados.
Entre los anaima distinguía cuatro subgrupos:
Los animales con sangre los dividió en:
Aristóteles llamó a estos grupos "géneros máximos", sus
divisiones se llamaban "géneros" los cuales se dividían a su
vez en "especies". Esta clasificación se mantuvo vigente
durante la Edad Media y el Renacimiento, hasta Carlos Linneo (s. XVIII).
Aristóteles escribió dos obras sobre ética: Ética a Nicómaco, consta de diez
libros. Ética a Eudemo que consta de cuatro libros. La Gran Ética probablemente
no es obra suya, sino de un recopilador. Según el filósofo, toda actividad
humana tiende hacia algún fin/bien. La ética de Aristóteles es una ética de
bienes porque él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de
un determinado bien. El bien supremo es la felicidad, y la felicidad es la
sabiduría (el desarrollo de las virtudes, en particular la razón).
La actividad contemplativa es, en efecto, la más alta de todas, puesto que
la inteligencia es lo más alto de cuanto hay en nosotros, y además, la más
continua, porque contemplar podemos hacerlo con mayor continuidad que otra cosa
cualquiera.
Las virtudes que le interesan a Aristóteles son las virtudes del alma, y de
éstas las que se refieren a la parte racional.
Aristóteles divide la parte racional en dos:
Cuando el intelecto está bien dispuesto para aquello a lo que su naturaleza
apunta, es decir para el conocimiento o posesión de la verdad, decimos que
dicho intelecto es virtuoso y bueno.
Las virtudes intelectuales perfeccionan al hombre en relación al
conocimiento y la verdad y se adquieren mediante la instrucción.
Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas y virtudes dianoéticas.
Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución procuce la
felicidad, ya que ésta última es "la actividad del hombre conforme a la
virtud".
A través de las virtudes el hombre domina su parte irracional.
Las virtudes éticas son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y
consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma
(sensitiva) y regular las relaciones entre los hombres.
Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la
justicia.
Las virtudes dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre,
siendo, por ello, propias del intelecto (nous) o del pensamiento (nóesis).
Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la
educación o la enseñanza.
Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la
prudencia.
La templanza es el término medio entre el libertinaje y la insensibilidad.
Consiste en la virtud de la moderación frente a los placeres y las penalidades.
La fortaleza es el término medio entre el miedo y la audacia. La generosidad es
un término medio en relación con el uso y posesión de los bienes. La
prodigalidad es su exceso y la avaricia su defecto. Prudencia: el hombre
prudente es aquel que puede reconocer el punto medio en cada situación. Cuando
uno hace algo virtuoso, la acción es buena de por si. La prudencia no es ni
ciencia ni praxis, es una virtud.
La justicia consiste en dar a cada uno lo que es debido. Hay dos clases de
justicia: La justicia distributiva, que consiste en distribuir las ventajas y
desventajas que corresponden a cada miembro de una sociedad, según su mérito.
La justicia conmutativa, que restaura la igualdad perdida, dañada o violada, a
través de una retribución o reparación regulada por un contrato.
Alejandro Magno y Aristoteles
En su Metafísica, Aristóteles abogaba por la existencia de un ser divino, al
que se describe como “Primer Motor”, responsable de la unidad y significación
de la naturaleza. Dios, en su calidad de ser perfecto, es por consiguiente el
ejemplo al que aspiran todos los seres del mundo, ya que desean participar de
la perfección. Existen además otros motores, como son los motores inteligentes
de los planetas y las estrellas (Aristóteles sugería que el número de éstos era
de “55 o 47”). No obstante, el
“Primer Motor” o Dios, tal y como lo describe Aristóteles, no corresponde a
finalidades religiosas, como han observado numerosos filósofos y teólogos
posteriores. Al “Primer Motor”, por ejemplo, no le interesa lo que
sucede en el mundo ni tampoco es su creador. Aristóteles limitó su teología,
sin embargo, a lo que él creía que la ciencia necesita y puede establecer.
En astronomía, Aristóteles propuso la existencia de un Universo esférico y
finito que tendría a la Tierra como centro. La parte central estaría compuesta
por cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. En su Física, cada uno de
estos elementos tiene un lugar adecuado, determinado por su peso relativo o
“gravedad específica”. Cada elemento se mueve, de forma natural, en línea recta
—la tierra hacia abajo, el fuego hacia arriba— hacia el lugar que le
corresponde, en el que se detendrá una vez alcanzado, de lo que resulta que el
movimiento terrestre siempre es lineal y siempre acaba por detenerse. Los
cielos, sin embargo, se mueven de forma natural e infinita siguiendo un
complejo movimiento circular, por lo que deben, conforme con la lógica, estar
compuestos por un quinto elemento, que él llamaba aither, elemento superior que
no es susceptible de sufrir cualquier cambio que no sea el de lugar realizado
por medio de un movimiento circular. La teoría aristotélica de que el
movimiento lineal siempre se lleva a cabo a través de un medio de resistencia
es, en realidad, válida para todos los movimientos terrestres observables.
Aristóteles sostenía también que los cuerpos más pesados de una materia
específica caen de forma más rápida que aquellos que son más ligeros cuando sus
formas son iguales, concepto equivocado que se aceptó como norma hasta que el
físico y astrónomo italiano Galileo llevó a cabo su experimento con pesos
arrojados desde la torre inclinada de Pisa.
Aristóteles creía que la libertad de elección del individuo hacía imposible
un análisis preciso y completo de las cuestiones humanas, con lo que las
“ciencias prácticas”, como la política o la ética, se llamaban ciencias sólo
por cortesía y analogía. Las limitaciones inherentes a las ciencias prácticas
quedan aclaradas en los conceptos aristotélicos de naturaleza humana y
autorrealización. La naturaleza humana implica, para todos, una capacidad para
formar hábitos, pero los hábitos formados por un individuo en concreto dependen
de la cultura y de las opciones personales repetidas de ese individuo. Todos
los seres humanos anhelan la “felicidad”, es decir, una realización activa y
comprometida de sus capacidades innatas, aunque este objetivo puede ser
alcanzado por muchos caminos.
La Ética a Nicómaco es un análisis de la relación del carácter y la
inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de “virtud” o
excelencia humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del
carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud
moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. El valor,
por ejemplo, es el punto intermedio entre la cobardía y la impetuosidad
irreflexiva; la generosidad, por su parte, constituiría el punto intermedio
entre el derroche y la tacañería. Las virtudes intelectuales, sin embargo, no
están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es
una ética elitista: para él, la plena excelencia sólo puede ser alcanzada por
el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres,
niños, “bárbaros” (no griegos) o “mecánicos” asalariados (trabajadores
manuales, a los cuales negaba el derecho al voto).
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación
humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como,
por ejemplo, los recursos naturales, la industria, las tradiciones culturales y
el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la política no
era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un
examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades
se interrelacionan en los casos reales. Así, aunque aprobaba la institución de
la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no debían abusar
de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos. La
biblioteca del Liceo contenía una colección de 158 constituciones, tanto de
estados griegos como extranjeros. El propio Aristóteles escribió la
Constitución de Atenas como parte de la colección, obra que estuvo perdida
hasta 1890, año en que fue recuperada. Los historiadores han encontrado en este
texto muy valiosos datos para reconstruir algunas fases de la historia
ateniense.
En lógica, Aristóteles desarrolló reglas para establecer un razonamiento
encadenado que, si se respetaban, no producirían nunca falsas conclusiones si
la reflexión partía de premisas verdaderas (reglas de validez). En el
razonamiento los nexos básicos eran los silogismos: proposiciones emparejadas
que, en su conjunto, proporcionaban una nueva conclusión. En el ejemplo más
famoso, “Todos los humanos son mortales” y “Todos los griegos son humanos”, se
llega a la conclusión válida de que “Todos los griegos son mortales”. La
ciencia es el resultado de construir sistemas de razonamiento más complejos. En
su lógica, Aristóteles distinguía entre la dialéctica y la analítica; para él,
la dialéctica sólo comprueba las opiniones por su consistencia lógica. La
analítica, por su parte, trabaja de forma deductiva a partir de principios que
descansan sobre la experiencia y una observación precisa. Esto supone una
ruptura deliberada con la Academia de Platón, escuela donde la dialéctica era
el único método lógico válido, y tan eficaz para aplicarse en la ciencia como
en la filosofía.
·
Cabe resaltar que Aristoteles escribió dos tipos de textos: los destinados a
la "publicación" fuera del Liceo o exotéricos (gr. exo
fuera) y los utilizados como apuntes de clase o notas de conferencias,
denominados esotéricos (gr. eso dentro). Lastimosamente, solo
conservamos los esotéricos, los cuales al ser una recopilación de sus apuntes,
vuelven un poco complicada su lectura, pues faltan las explicaciones, las
transiciones son abruptas, los argumentos quedan en ocasiones inacabados...
leer a Aristóteles es duro, lo que explica en parte que sus textos hayan sido
interpretados y comentados a lo largo de dos mil años.
Las actuales ediciones en griego siguen la establecida por Immanuel Bekker
en 1831. Hay que decir que apenas conservamos un tercio de lo que Aristóteles
escribió (a menudo es difícil por tanto afirmar si es o no, por ej., un
pensador sistemático o aporético). Aristóteles, por ej., escribió o dirigió la
redacción de 158 "Constituciones" (gr. politeiai), de las que no nos
ha llegado ninguna, con excepción de la Constitución de los atenienses,
cuyo papiro fue encontrado en una excavación en Egipto en un depósito de
basura.
Tras su muerte, sus textos (apenas tuvo una influencia inmediata)
desaparecieron durante dos siglos. Luego aparecen en Atenas y después en Roma,
donde el peripatético Andrónico de Rodas (siglo I d. C.) preparó una edición.
Lo que nos queda de esos textos, por tanto, está determinado por la mano que
preparó esa edición. Más problemática aún es la transmisión de llamado Corpus
Aristotelicum (contiene las obras de Aristóteles más las de otros autores
que dicen ser Aristóteles) a lo largo de la edad media: su influencia remite a
lo largo de la misma, dominando el platonismo hasta alrededor del siglo XII,
cuando las traducciones al latín de las traducciones al árabe (y a veces al
siríaco) de uno o varios originales en griego, entran en los debates escolásticos
de los centros de producción cultural medievales.
¿Cómo establecer por tanto, en los restos que nos quedan, qué textos son y
cuáles no son "originales"? Esto es imposible. En los últimos decenios se ha desarrollado una
técnica muy sofisticada, llamada "estilometría" (aplicada a otros
autores, como Platón), que determina, mediante el cómputo y estudio estadístico
de determinados elementos gramaticales, qué textos son escritos por qué mano. Pero
esto no asegura que se trate de Aristóteles. Además, la edición de Andrónico de
la Metafísica, por ej., puede ser más una colección de textos que una
obra concebida como tal por el mismo Aristóteles (esto lo ha dicho el
especialista Jonathan Barnes). Las luchas ideológicas en el seno de la
Iglesia durante la edad media en torno a la interpretación de Corpus
Aristotelicum (problema de la inmortalidad del alma, eternidad del mundo y
demás) hacen que nos planteemos la posibilidad de modificaciones en los
manuscritos.
Lo que tenemos, por tanto, es algo que puede ser cercano a las notas de un
filósofo, con algunas interpolaciones y manipulaciones del texto. Buscar el
autor "original" o la "obra primigenia" es una tarea
utópica.
Wikipedia
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Arist%C3%B3teles&action=history