Numerosos autores han definido la domesticación:
En esta definición el autor habla de una adaptación evolutiva gradual al ser
humano y a condiciones ambientales nuevas (encierro), con lo cual indica que el
proceso conlleva largos períodos de tiempo y el paso de numerosas generaciones,
para que estos cambios se fijen genéticamente, sean modificaciones en el
comportamiento, en la morfología, fisiología o embriología del ser vivo.
Zeuner (1963), reconoce cinco etapas fundamentales dentro del proceso de
domesticación:
Hart (1985) indica que actualmente nos encontramos hoy frente a la sexta
etapa del proceso de domesticación, en el que las características
comportamentales y genéticas de los animales de producción se han visto
modificadas hasta tal punto que han perdido la capacidad de sobrevivir y de
reproducirse sin la intervención del hombre. Sin embargo, si bien es verdad que
nuestros animales domésticos han perdido muchas de las características que les
posibilitan adaptarse a la vida en la naturaleza, es también cierto que algunas
de estas características pueden ser readquiridas, como sucede en el proceso de
readaptación a la vida salvaje.
En primer lugar, es necesario establecer la diferencia que existe entre los
términos domesticación y doma, indican dos procesos diferentes, que a menudo se
confunden debido a su similitud lingüística. Ya Darwin (1859 y 1868)
manifestaba que Domestication is more than taming, esto es, que: Domesticar
es más que domar. La diferencia entre los dos términos es evidente en
idioma inglés, y no tanto en la español.
El término domar (en inglés tame) o domado se refiere a individuos
mansos, dóciles, producto de un trabajo hecho por el hombre pero cuya
reproducción no se somete a selección artificial, con intención de lograr
mansedumbre, como en los animales domésticos. Con el término doméstico
(domestic en inglés) se hace referencia a animales que, por selección directa
del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas,
y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres.
La doma, en este caso, hace referencia a individuos y no a poblaciones
(conjunto de individuos), mientras que la domesticación involucra a poblaciones
enteras. Por ejemplo, un león, un tigre, un elefante puede ser domado, pero no
podemos decir que es una especie doméstica. Una característica de los animales
domados es que se reproducen en poblaciones salvajes, resultando dificultoso en
condiciones de cautiverio.
Pero como podemos observar a numerosos autores que hablan del proceso de
domesticación en el caso de las abejas las fases transcurrieron, pero la línea
divisoria entre abejas domésticas y silvestres es muy fina. A pesar de
haber seleccionado nuestras colmenas durante miles de años todos los
apicultores son conscientes de que cuando su mejor colmena en mansedumbre desea
dejar su cómoda casa a cambio de un hueco de árbol lo hace sin mayores
problemas y en numerosas oportunidades sobrevive sin mayores inconvenientes. Lo
cual podríamos definir como un alto grado de readaptación a la vida salvaje.
El proceso de domesticación decimos que se logra por selección artificial de
caracteres tanto genotípicos como fenotípicos que el hombre selecciona,
mediante exhaustivos cruzamientos y una serie de lentas modificaciones
acumuladas en el tiempo.
La readaptación a la vida silvestre de una especie doméstica, es el
procedimiento contrario debido a que una especie doméstica lentamente pierde
estos caracteres seleccionados artificialmente, al verse sometida al proceso de
selección natural que sin lugar a duda favorece aquellos caracteres más
ventajosos para que la especie viva en forma libre sin los cuidados pertinentes
que el ser humano dispensaba. Una conducta agresiva puede ser muy ventajosa
para la abeja al momento de encontrarse con un predador, que ataca su colmena.
Readaptarse a la vida silvestre o al estado primigenio de la especie en el
tiempo, dependerá en gran medida de las modificaciones genéticas experimentadas
en el proceso de domesticación. Cuanto mayores fueron los cambios alcanzados en
el proceso de domesticación mayor será el tiempo de readaptación y la cantidad
de generaciones que deberán transcurrir para volver a ser un animal silvestre.
Y es posible que muchas especies que el hombre generó difícilmente lograran un
retorno a la vida salvaje.
En en caso de la abeja melífera tenemos que ser conscientes que no hubo
grandes cambios genéticos, fisiológicos o morfológicos que el hombre
seleccionara. Por sobre todo la selección es mansedumbre, porque el resto son
variables que la selección natural también tiende a resaltar, como es el
comportamiento de limpieza, tan destacado en enfermedades y parásitos como es
el caso de varroa, encontrado en abejas rusas que tienen un comportamiento
natural de quitárselas. Logrando luego por selección artificial de cruzamiento
de estas abejas resistencia a varroa en otras razas.
También hay que diferenciar el grado de adaptación al ambiente de diferentes
razas de Apis mellifera, porque a pesar de haber transcurrido muchos siglos de
importación de colmenas a Brasil de abejas de raza europeas, éstas nunca
llegaron a vivir en estado silvestre o rústico; como lo hicieron los híbridos
de abejas africanizadas de abejas africanas Apis mellifera scutellata con abeja
criolla Apis mellifera del continente Americano; que inmediatamente invadieron
la región tropical y subtropical del continente tanto al norte como al sur,
probablemente por estar mejor adaptadas a estos tipos de climas. Por ello
podríamos hablar de razas domésticas y no de especie doméstica, pero nos
encontramos que las que definiríamos domésticas en nuestro continente (abeja
europea) no se comportan de la misma manera en Europa donde sí se tornan
silvestres.
Otro factor que juega en gran medida en el proceso de readaptación a la vida
silvestre en el caso de la abeja es la gran cantidad de generaciones que
transcurren en un período de tiempo determinado, si lo comparamos con un
mamífero de ciclo de vida larga.
En el intento de definir al animal doméstico, se ha señalado como
semi-domesticadas a aquellas especies que reúnen los siguientes requisitos:
La domesticación incluye, además de las tres condiciones anteriores, las
siguientes:
La Domesticación no se llevó a cabo al mismo tiempo en todo el mundo. Se
establece que en el 10.000 adC. se produjo la Revolución Neolítica, por la cual
el hombre empezó a sedentarizarse, como consecuencia del descubrimiento de la
domesticación y posteriormente de la agricultura. Esto pasó en el Cercano
Oriente. Posiblemente el primer animal doméstico fue el perro hace
aproximadamente 15.000 años.
En Ganadería, un agriotipo es el animal salvaje del que procede un animal
doméstico. El agriotipo siempre pertenece a una sola especie, pero puede
tratarse de varias subespecies diferentes de ésta, ya sea porque el animal fue
domesticado de forma independiente en dos o más lugares a la vez o porque los
criadores quisieron aprovechar las cualidades de varias razas salvajes
diferentes. Los animales domésticos pueden cruzarse con sus agriotipos y tener
descendencia fértil, siempre y cuando la anatomía no haya variado lo suficiente
como para impedir el acoplamiento (como sucedería entre un chihuahua y un lobo
salvaje).
Wikipedia
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Domesticaci%C3%B3n&action=history
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