Se entiende por caballería a la unidad militar que combate montada a caballo.
Este término proviene del francés cavalerie. La designación,
generalmente no se empleaba fuerzas militares que usasen otros animales, como camellos
o mulas.
Batalla de caballería frente a un molino en llamas, por Philips Wouwerman (pintura de los años 1660).
Caballería pesada francesa en París de camino a la
batalla durante la I Guerra Mundial. Agosto de 1914.
En las civilizaciones antiguas como Egipto, Babilonia o Asiria se empleaban
los caballos principalmente como tiro para carros armados desde los que se
arrojaban jabalinas o flechas contra el enemigo. Posteriormente la selección y
cría de razas más fuertes permitió el uso de jinetes armados en la guerra y el carro
fue cayendo en desuso, al tiempo que la infantería desarrollaba tácticas que
anulaban su efectividad.
En la Antigüedad y hasta la crisis que atravesó el Imperio Romano en el siglo
III, la caballería se utilizaba principalmente para exploración y en auxilio de
la infantería, que llevaba el peso de la batalla, permitiendo a la caballería
realizar rápidas maniobras para envolver al enemigo por su punto débil y
aprovechar la retirada en desorden del enemigo para perseguirlo y causarle gran
cantidad de bajas. Alejandro Magno fue un maestro en el uso de la caballería
como apoyo a la falange, Aníbal utilizó su caballería formada por íberos y
númidas para envolver la retaguardia de los romanos en Cannas y masacrar una
fuerza muy superior a la suya, Julio César le dio un papel menos relevante,
utilizándola principalmente para perseguir al enemigo en fuga o para provocarla
en un enemigo ya ablandado por la infantería. También existían pueblos
guerreros, principalmente asiáticos, que empleaban la caballería de forma casi
exclusiva, como los partos, cuya fuerza principal eran los arqueros montados.
En los ejércitos romanos, la caballería experimentó un crecimiento
importante en su número y sus funciones con el Alto Imperio, período durante el
cual estaba agrupada en su mayor parte en Alas o en unidades mixtas con
infantería, con gran presencia de pueblos aliados de Roma; en tiempos de
Adriano, los romanos adoptaron sus primeras unidades de caballería acorazada de
mano de los sármatas, posteriormente y bajo influencia de los persas este tipo
de unidades se multiplicó. En el ejército bajoimperial, la caballería pasa a
desempeñar un papel fundamental, si bien actúa conjuntamente con la infantería,
ahora es la pieza clave del campo de batalla; en sus diversas formas
(acorazada, de arqueros...) fue integrada en el núcleo de los ejércitos de
campaña tardorromanos; esta tradición militar se vio continuada en el Ejército
bizantino, no así en Occidente pues los ejércitos bárbaros de los reinos
germanos surgidos del desplome imperial eran fundamentalmente ejércitos de
infantería.
La caballería pesada volvería a Europa Occidental por otro camino: en el
siglo VII aparece el estribo en China y se extiende rápidamente por Asia hasta
Turquía y los Balcanes, ya en el siglo VIII se conoce en Europa al tiempo que
la silla evoluciona para dar estabilidad al jinete. Bien sea por influencia
árabe o más probablemente de los ávaros, la caballería acorazada se convierte
en la punta de lanza de los ejércitos carolingios, que forjarán el imperio más
vasto de la Edad Media occidental. De esta forma en los siglos IX y X,
impulsada ahora por las necesidades de la lucha contra los invasores sarracenos,
magiares y vikingos, se configura la caballería pesada típica del caballero
medieval.
Armar y dar montura a un guerrero es algo muy caro, de forma que la
caballería medieval aparece ligada totalmente al fenómeno del feudalismo, los caballeros
son señores o vasallos aventajados con poder social y económico que guardan
además la exclusividad de la caballería para su clase. Inicialmente protegidos
con un traje completo de cota de malla y un yelmo que va aumentando de tamaño
hasta convertirse en el siglo XII en un gran y pesado cubo metálico apoyado
sobre pecho y espalda, progresivamente se añaden protecciones extra al conjunto
y el caballero y caballo terminarán por estar totalmente revestidos de placas
metálicas a partir del siglo XIV, lo que da origen también a la selección de
razas para dar lugar a caballos grandes y pesados capaces de sostener el
conjunto.
La estrategia de la batalla en esta época es muy simple, la caballería,
protegida de pies a cabeza se lanza en masa contra sus rivales en la batalla,
si la infantería osa aventurarse en campo abierto, el peso y empuje de los
caballos hunde sus filas y la ventajosa posición del caballero le permite
descabezar y masacrar infantes a placer. Nada parece alterar el orden hasta que
en 1346 y 1415 los arqueros ingleses protegidos por la infantería derrotan
totalmente a la caballería feudal francesa en Crecy y Azincourt, finalmente el
declive de la caballería pesada feudal se acelera con el desarrollo en Suiza de
una nueva táctica de combate en el siglo XV: la infantería suiza avanza en
cuadros apretados erizados de picas de más de 6 metros de las cuales salen
filas de ballesteros y arqueros que diezman las filas enemigas, para
resguardarse nuevamente en el cuadro. Rápidamente los mercenarios suizos son
contratados por los reyes europeos y su idea imitada y mejorada dando lugar al tercio
español, que durante dos siglos sería el amo del campo de batalla en Europa.
La caballería comienza así durante los siglos XVI y XVII a aligerarse, las
armaduras pesadas ya no sirven ante las picas y los arcabuces. En centroeuropa
comienza a desarrollarse una caballería ligera, protegida todo lo más por una
coraza, y armada con espada y tres o cuatro pistolas que se acerca rápidamente
a los cuadros de infantería, descarga sus armas a distancia segura y se retira
o carga contra los cuadros cuando huyen o se encuentran dispersos.
Debido a la nuevas formas de combatir, con toda la infantería armada con fusil
y bayoneta, la caballería parece resurgir con fuerza en el XVIII. Dada la
lentitud del proceso de carga del fusil y de que en la práctica es imposible acertar
con seguridad a una distancia mayor de 100 metros, una fuerza capaz de avanzar
a gran velocidad por el campo de batalla y efectuar una carga impetuosa parece
de gran utilidad.
La caballería de este periodo se suele dividir en pesada y ligera. La pesada
monta grandes caballos, a veces con protecciones en la parte frontal del
animal, armada con espada o lanza, está pensada para lanzarse de frente contra
la infantería, provocando con el peso e impetu de su carga brechas en las
líneas para luego dispersar y exterminar a los infantes, los coraceros
franceses y los lanceros polacos son ejemplos de este tipo de caballería. La
caballería ligera monta caballos rápidos y más pequeños, y va armada
generalmente con sable, está pensada para la exploración, hóstigamiento del
enemigo y persecución en fuga, los húsares son un típico ejemplo de esta clase
de caballería.
Napoleón utilizó ampliamente ambos tipo de caballería en sus campañas. En 1815,
en la batalla de Waterloo la caballería nuevamente entra en crisis, esta vez
definitiva. Wellington ordena a su infantería en cuadros, con las líneas
internas relevándose en el tiro mientras las externas presentan un frente de
bayonetas. Tras varias cargas, la caballería francesa es diezmada y los cuadros
británicos resisten, Napoleón es derrotado.
Lamentablemente pocos aprenden de las lecciones de las guerras napoleónicas
y se siguen empleando viejas estrategias. En la Guerra de Secesión de Estados
Unidos y la Guerra Franco-Prusiana en Europa, durante la segunda mitad del
siglo XIX, los fusiles cuadriplican su alcance y puntería, masacrando a la
caballería en sus cargas y utilizando los cuadros cuando era preciso.
Con la aparición de las armas de repetición y el revólver, parece revivir la
caballería, y durante la Guerra de Secesión la caballería de ambos bandos va
armada con un rifle y varios revólveres, que descargan a una distancia segura,
o utilizan desmontados, para replegarse rápidamente ante el avance de la
infantería. Además las potencias coloniales mantienen importantes fuerzas de
caballería en sus colonias para favorecer la movilidad de sus fuerzas. En la
práctica, la carga frontal contra la infantería cuando se encuentra en posición
de combate se convierte en un acto suicida.
La aparición de la ametralladora a finales del siglo XIX da el puntillazo
definitivo a la caballería. A pesar de esta evidencia en la primera e incluso
en la Segunda Guerra Mundial se utilizan unidades de caballería, como los
famosos lanceros polacos aplastados por las divisiones Panzer nazis. Después de
esta guerra, en la que la caballería fue casi testimonial, las unidades de
caballería han sido reconvertidas generalmente en unidades acorazadas con la
tropa armada al estilo de la infantería desplazándose en blindados de
transporte y ataque y carros de combate ligeros como apoyo.
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